El presente año ha rendido buenos dividendos en materia deportiva, nuestros deportistas se destacaron en disciplinas diferentes al fútbol, que siempre se ha llevado los titulares y aunque es el deporte rey en Colombia, existen otros que se hacen visibles cuando alguien alcanza un logro.

 

En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se alcanzó la mejor participación de Colombia en dicho certamen: cuatro medallas de bronce, tres de plata y una de oro, para un total de ocho preseas que hicieron entusiasmar a los colombianos, quienes de la noche a la mañana comenzaron a seguir karatecas, judocas, ciclistas y atletas. No nos perdimos un sólo instante de los Olímpicos, pero jamás vimos una transmisión de Juegos Nacionales, quizá por carecer de despliegue mediático.

 

A los colombianos nos venden muy fácil estas cosas. En la década de los noventa nos hacían levantar temprano para seguir a Faustino Asprilla, más adelante nos invitaban a ver carreras de fórmula uno, y sólo nos interesaba porque había un colombiano corriendo allí, el cual llegó hasta ser nombrado embajador de buena voluntad para la Unicef, a pesar de su reconocida fobia a los niños. Cosas curiosas.

 

Y así numerosos ejemplos: beisbol, golf, patinaje, etc., nos volvemos fanáticos de momento, siguiendo más que un deporte a una persona, así no conozcamos nada de esa disciplina, lo que importa es que ahí está un colombiano, desbordamos de pasión, eso sí, momentánea. Ahora creemos que Falcao merece el balón de oro, que la selección de fútbol de mayores estará en el mundial de Brasil 2014,  ad honoris, y que en los próximos Olímpicos estaremos en el tope de la tabla de medallas.

 

Ante esta realidad del ser humano, El Rollo abre su edición número 13 para que nuestros colaboradores, desde sus diversos puntos de vista, le expresen a los lectores el porqué de nuestro fanatismo deportivo, qué fibras se mueven, qué papel juegan los medios de comunicación en todo este engranaje, quién manipula las masas, para qué, entre muchas otras preguntas importantes, que surgen al hablar de un tema tan intrínsecamente ligado al ser humano.