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¡Esta es nuestra forma!

<<Cuando le conté todo a mi papá, estaba esperando que se pusiera de mi parte y, de alguna manera, me defendiera, pero su respuesta fue: “Eso es algo muy delicado. Uno no puede ir por la vida acusando a la gente así porque sí”.

Pensé que la única persona que podía ayudarme lo iba a hacer, pero no. Así que, finalmente, mientras yo me sentía sola, tan sola que empecé a vivir con eso, ‘Tiko’ seguía su vida normal, ‘muy campante’. Una vez más, de los hechos no había testigos, éramos él y yo, y a mí me cuestionaban. >>

[Silencio – Severa Flor]

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  Redacción El Rollo  
 Fotos: Christian Acuña  

En una conversación con risas, recuerdos, anécdotas e ideas de cambio; rodeadas de café, cerveza, margaritas, aguardiente o cualquier acompañante, un día de esos en que las ideas llegan y las oportunidades no se pueden dejar escapar, cinco amigas decidieron crear un espacio en donde se pudieran contar historias, donde se pudiera pintar, dibujar o ilustrar, donde otros leyeran lo que tenían para decir, que era lo mismo que muchas otras ya se estaban atreviendo a decir: cosas incómodas para cierta parte de la población. Recuerdos que no compartían con nadie, asuntos que desde siempre habían preferido callar, situaciones incómodas que habían normalizado durante años y que no habían encontrado un lugar seguro, y abierto, y de confianza, y sin miradas o silencios para poder decirlo, porque muchas veces el lugar no está en el hogar, y la compañía y la escucha se encuentran fuera de casa, con las amigas, con personas que acompañan y escuchan, porque a veces solo se necesita eso, alguien que escuche y vea y lea y mire y se cuestione cosas que pasan en frente de todos.

 

Ellas son unas severas flores, así se le dice, al parecer, a esas cosas que para muchos son dramatismos y exageraciones. Asuntos que se tratan en silencio y no se dicen fuertemente para que otros no miren y juzguen porque a veces el problema también es que otros sepan que algo pasa en donde “no pasa nada” porque, al parecer, todo tiene su razón de ser y si sucedió fue por algo, porque iba vestida de una forma “provocadora”, mal acompañada, porque estaba muy tarde, porque esas no son horas de estar en la calle, porque esos no son espacios para mujeres, porque calladitas se ven más bonitas, porque venga que no es para eso, porque regáleme una sonrisa, porque, porque, porque, porque, porque la sociedad no quiere ver lo que sucede ante sus ojos.

 

De esta manera bajé casi 10 kilos en menos de un año, y no lo digo orgullosa, no se confundan, como consecuencia de mi estilo de vida “saludable” mi piel se resecó y se llenó de manchas, mis uñas y mi cabello se me caían, todo mi cuerpo estaba fallando, y aunque estaba delgada, nunca me pude ver al espejo con agrado.

[De la bulimia y otros demonios – Severa Flor]

 

 

En marzo de 2021, y gracias a una campaña en conmemoración al día de la mujer, el Centro Comercial Calima decidió apostarle a algo diferente, entre muchas cosas que se pudieron permitir dentro de un centro comercial donde prima la compra- venta de bienes y servicios. Este sitio ubicado en Armenia, Quindío, en la Avenida Centenario, al lado de Home Center, frente al restaurante Dar Papaya, permitió que en uno de sus locales comerciales se regalaran ideas, recuerdos, pinturas y frases que se dicen mucho en la calle.

 

Permitieron que el colectivo Severa Flor pintara las paredes del local con grafitis, con frases, con un toque de libertad, con colores, recuerdos y anécdotas; con pezones libres y con cuerpos femeninos sin ropa como lo explica el texto de Lina Santiago y la Ilustración de Camila Tabares. La gente que pasa distraída buscando algo en los locales a veces no se detiene por miedo, miran con asombro y duda, pasan de largo, se devuelven y, mientras esperábamos que llegaran las integrantes de este colectivo, decidimos tomar fotos y observar el comportamiento de un espacio dispuesto a la admiración.

 

“La idea es que podamos usar ese espacio para que muchas voces se manifiesten y expresen su sentir de una manera segura”.

 

Conversamos con las Severas Flores:

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¿Cómo ha sido el proceso de crear un espacio en un Centro Comercial?

La apuesta con el Calima fue una sorpresa para nosotras, es una figura comercial y el hecho que ellos se arriesgaran para nosotras es una grata sorpresa, porque son espacios en donde llegan muchas familias. También han llegado nuevas personas a Severa Flor, lo que nos ha permitido visibilizar más estos temas. En estos tres murales hablamos del acoso, de la libertad y del amor propio. Estos tres temas han sido fundamentales para que las personas, de entrada, tengan un llamado sobre qué nos debemos cuestionar como sociedad.

 

¿Cómo funciona el espacio?

 

Básicamente es para que la gente venga y admire el arte de nuestras artistas. La idea es que los mensajes se comuniquen de diferentes formas y que la gente que viene, además de tomarse fotos, pueda interpretarlos.

¿Qué es el arte?

El arte es expresión, es una forma de comunicar, es un lenguaje. Muchas personas creen que comunicar es solo hablar o escribir, pero cuando nos referimos a arte como un dibujo o ilustración también es todo un lenguaje.

¿Creen que estas son “las formas”?

Hace unos días hablábamos de eso. Esta es la forma para nosotras y para mucha gente. Así como unas se identifican con ciertos movimientos, esta es una plataforma más, un espacio más, entre muchos otros. Esta es la forma que elegimos y la tenemos abierta para todas. Las artistas que hacen parte del colectivo, por ejemplo, han interpretado los textos y las historias por su cuenta. Así le llegamos a un público al que a veces no llegamos completamente con texto.

¿Cuántas historias se han narrado?

A diario nos llegan historias, además de las nuestras, y nos encantaría tener menos. Lo que decíamos en una de las cápsulas: “esta es una historia que quisiéramos que no fuera real”, porque tú le preguntas a cualquier mujer y seguro tiene una historia por contar que quisiéramos que no tuviera que contar. No hemos contado cuántas y, de momento, no tenemos historias de hombres, pero sabemos que también son víctimas de violencia. Muchas historias no se han narrado o publicado, pero las mujeres que han llegado han sentido este espacio seguro para contarlas sin sentirse juzgadas y, así, sanar en algo eso que las afecta.

 

¿Todos los espacios sociales son lugares de acoso?

El acoso callejero es el común denominador, es el diario vivir, es el tipo de acosos que casi todas las mujeres han vivido. Y es una de esas violencias normalizadas porque dicen como: “Ay, es que es un piropo”, por ejemplo, pero un momentico, hasta dónde realmente es un piropo o hacia dónde puede llegar. Y la violencia sexual, por otro lado, es un factor que no se ha contado completamente, pues hay muchas historias que no se hablan, pero que, lastimosamente, suceden con mucha frecuencia.

¿Piensan que estas iniciativas puede cambiar en algo la situación?

Totalmente. Es una voz con la que queremos hacer un llamado. Con que “despierte” una o dos personas ya es un logro, y ojalá más. Varias personas a nuestro alrededor ya se cuestionan ciertas cosas que daban por sentadas.

Cuando estábamos haciendo los murales, pasaban muchas personas y se quedaban curioseando y nos llevamos una gran sorpresa: que los señores, a quienes pensaríamos que este tipo de murales van a incomodar, pasaban y decían que estaba muy bien y se quedaban analizando y nosotras decíamos “esto es un granito de arena” para que se normalicen aspectos como el cuerpo de la mujer, así como se normalizan los micromachismos, así mismo podemos normalizar –a través del arte- ver el cuerpo de una mujer sin sexualizarlo, por ejemplo. Entonces sí es una buena forma de sembrar esas semillas.

¿Qué es ser mujer? ¿Se puede o no ser mujer?

Es un sentir, ser mujer es un sentir. Creo que todas estamos de acuerdo en que el tema de identidad es lo que prima: si tú te identificas como una mujer, mereces ser tratada así. Lo que sientes que eres, tienes derecho a defenderlo.

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Voy a decir algunas frases que son comunes en las marchas o en las discusiones de redes sociales sobre las formas en que se lleva esta discusión:

Calladitas se ven más bonitas

 

(Risas) ¡Cuánta rabia nos da esa frase! Es una minimización al sexo, y suele decirse en momentos en los que, como mujeres, rompemos esos paradigmas o barreras que dicen que tal cosa es de hombres o para hombres. Queremos que esos micromachismos se vayan borrando para abrirnos un mundo de posibilidades a nosotras, que hablando es que nos vemos lindas…

Los hombres no necesitamos pelar las tetas para defender nuestros derechos

Hay muchas formas, y sabemos a lo que te refieres. Lo más difícil es el morbo de los demás. Nosotras no tenemos ese tipo de manifestaciones, tenemos otro tipo de maneras de comunicar, pero entendemos los mensajes que hay detrás de las otras. Sabemos lo sexualizado que está el cuerpo de la mujer y, en este aspecto, es un tema de morbo y de doble moral por parte de quienes juzgan. ¿Dirían lo mismo si es un hombre el que se quita la camisa?

Las feministas odian a los hombres

No, todo lo contrario, la manera de Severa Flor de narrar es a través de la empatía, y priorizamos el respeto más allá de cómo te identifiques. Creemos que estos movimientos y luchas como la búsqueda de una equidad de género debe ser acompañada por diversos aliados: hombres, mujeres, trans... de todos un poco. Sabemos que algunos espacios pueden chocar con lo que decimos nosotras de incluir al hombre en la discusión, pero creemos que se debe hacer un proceso pedagógico y transitorio, porque con una cultura como la nuestra es difícil llegar a sembrar una idea de una manera tan directa. Lo que hay que saber identificar es el respeto con el que cada persona se acerca a estos espacios y aprender de cada proceso. Nosotras tampoco nos las sabemos todas.

Se ven ridículas defendiendo derechos y escuchando reggaetón

(Risas) No tenemos palabras para esta frase. Son temas que una dice “¿Realmente debo discutirlos?”. Nada qué decir…

Están dañando las paredes y no han logrado nada

Estamos embelleciendo las paredes y logrando un cambio.

Para defender derechos no se necesita gritar

Esto es lo mismo de “calladitas se ven más bonitas”. Lo que sentimos cuando escuchamos este tipo de cosas es que hay un miedo de fondo de quien las dice. Es como si no pudieran defender sus posturas con argumentos y entonces necesitaran de nuestro silencio para reafirmarse y validar sus puntos de vista.

Las voces de las mujeres son y están, ahora, muy poderosas y eso causa inquietudes. Pero hay que alzar la voz, porque si no no pasa nada.

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<< Ahora, vienen a mi mente memorias de las siguientes noches donde continuaba orando para olvidar la primera vez en que sentí que mi cuerpo no me pertenecía, que a cualquier hora y en cualquier momento, alguien podría tocarme sin que yo pudiera hacer algo al respecto. El día en que me sentí avergonzada, ultrajada, sucia, y menospreciada. Y para ‘colmo de males’, yo pagaba las consecuencias (puesto que aunque era él quién debía estar encerrado), yo, no podía salir de casa - tenía la orden estricta de mi madre de no estar sola o acompañada por las calles ->>.

[Al Medio Día – Severa Flor]

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¿Cuáles han sido esas historias que las marcaron?

 

Varias. No es una cosa que se normalice cada que te agreden a través de expresiones, por ejemplo. Es fuerte, chocante y uno no debería acostumbrarse a esto, aunque a veces pasa por el miedo. Por ejemplo, yo conté mi historia de acoso en el blog. A mis 12 me tocaron el cuerpo y eso para una niña es horrible. Tú no esperas que un tipo de la nada coja a una niña en la calle y le toque la cola y se ría como si nada, como si lograra algo. Eso me marcó un montón y ese día yo no sabía qué hacer. Llegué en shock a mi casa, pero yo quería que no encontraran al sujeto para evitar conflictos. De niños no se dimensiona la gravedad de la situación.

Volver a narrar las historias es revivir los momentos y es algo muy denso, pero diariamente se ven cosas en las noticas y todas nos impresionan igual.

¿Cómo explicarles a los “onvrez”?

Nosotras lo que podemos hacer es repetir el mensaje. Es complejo, pero quienes no quieran ser aliados de alguna u otra manera, lo mínimo que uno espera es que se respeten las formas. Todo parte del respeto por los procesos que cada quien está llevando. Si no quieres no hagas parte, pero respeta estas luchas.

 

¿Qué es severa flor?

 

Es un colectivo, es una plataforma, es una voz, es una forma de arte, es una forma de comunicar… Severa Flor es muchas cosas que, de alguna manera, busca comunicar, apoyar, acompañar, y escuchar, principalmente, a las mujeres.

¿Quiénes son?

Somos cuatro comunicadoras sociales – periodistas: Paula, Natalia, Angélica y Brianna. Y Camila Tabares, que es artista visual.

¿Qué esperamos de SF?

Esto nació de una cosa pequeña, muy entre nosotras y no sabemos dónde vamos a parar. Tenemos visiones, pero por ahora queremos llegar a más personas y que encuentren en este un lugar seguro para poder contar, para que se identifiquen y, a través de la empatía, poder transformar ideas y pensamientos.

Estamos intentando usar muchos formatos de comunicación, contenidos digitales, ilustraciones, hemos hecho unas cápsulas, algunos proyectos alrededor de la música. También estamos pensando en un podcast, pero eso vendrá más adelante. Por ahora, lo que sacamos queremos que sea lo más responsable y mejor construido posible.

En cuanto al espacio de murales en el centro comercial, nos contaron que ha tenido gran acogida y se va a quedar por un tiempo más…

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