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MARTES

31-marzo-2020

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Ilustración: Cortesía de Magola / El Espectador 
 @naniopina  /  @tiracomicamagola / @EEopinion 

     La alarma suena, siete de la mañana, de nuevo me levanto, tiendo la cama, me baño, me arreglo, hago café. Inicio el día organizando la cocina y preparando el desayuno para todos, 1, 2, 3, 4 huevos, 1, 2, 3, 4 pedazos de salchichón cervecero, 1, 2, 3, 4 arepas congeladas que pongo en una parrilla y luego en la estufa para que se calienten. ¿Quedó arroz? – pienso – ahh no, ayer se hizo pasta. Abro un cajón, saco una jarra pequeña y echo los huevos, uno por uno, pegándoles pacito, suavemente, que me dé tiempo de reaccionar por si alguno sale dañado. Nadie se imagina lo que es un huevo podrido que cae y toca exorcizar la cocina. No se lo deseo a nadie, quienes hemos sentido ese olor, tomamos precauciones, cada huevo con despacio, un poquito de sal, y un poquito de mantequilla, el tenedor empieza su labor, revuelvo, revuelvo, revuelvo, revuelvo, revuelvo, revuelvo. La sartén ya está caliente, los trocitos de salchichón están dorados, los huevos hacen su entrada triunfal y la llama se baja al mínimo. Espero, espero, espero.

     El mes se terminó, pero la cuarentena continúa. Mañana inicia abril, por favor, mesecito, apiádate de estos incautos ansiosos, deseosos de salir, de vivir, de ver las nubes, las calles, las personas, la pobreza, el desempleo, la desdicha, el afán, los carros, las motos, los buses, las bicicletas, los vendedores ambulantes, los que ayudan a parquear, los que venden Cd´s, los que venden jugo, los que venden aborrajados, los que tatúan, los que arreglan, los que pintan, los que toman tinto, los que vienen, los que van, los que se sientan, los que se ríen, los que lloran, los que maldicen, los que beben, los que rezan, los que bendicen y los otros, los demás, los colombianos.

     No sabemos qué nos falta hasta que nos hace falta dicen por ahí. Nos acostumbramos a todo, creemos que todo nos sobra, pero se vienen semanas y días en los que el encierro hará de las suyas. Una de mis amigas cumple años en abril, no podremos celebrar, don Papá cumple años en abril, no podremos tomar ron. Mi mejor amigo está pensando en cerrar sus negocios, el tiempo pasa y las deudas llegan, no se detienen, las personas salen, hablan, se ríen, muchos siguen su vida normal, otros como si no pasara nada, otros les vale cero y otros conspiran, sobre todo. Pero tampoco hacen nada, no hacemos nada, estamos quietos, esperando, mirando, leyendo, escuchando, compartiendo, algunos ayudando, otros criticando. Varios me han contado sobre lo que están haciendo en sus casas, algunos cerraron sus negocios, sus ahorros permitían esperar, pero cuánto, cuánto durará esto, será solo abril, será hasta mayo, hasta junio, hasta julio, ¿la serie Dark tendrá razón y el colapso llegará el 27 de junio de 2020? Esperemos. Eso debemos hacer: Esperar.

     La espera terminó, los huevos están listos, sirvo el desayuno, preparo más café y pongo la mesa, desayunamos, conversamos, nos reímos y nos paramos. Vuelvo a arreglar la cocina, y regreso a mi cuarto, prendo el computador, y espero las llamadas. Empiezan las labores y el medio día llega.

     Me detengo, una pausa activa, pregunto qué hace falta para el almuerzo, nada, todo está controlado, regreso a mi asiento, escucho el llamado, de nuevo la sopa, de nuevo las risas, de nuevo las palabras, las conversaciones y las redes, las noticias, las certificaciones, el número de contagiados, ya vamos a llegar a los mil, esperemos, ya vendrán, esperemos. Termina el almuerzo, regresa el café, regreso a mi habitación y sigo en el computador.

     El día se está acabando de nuevo, las nubes se oscurecen y empieza a llover, la energía se va, la energía regresa. Maldigo por no guardar, tantos años y todavía no guardo, por qué no guardé, ahora todo se perdió, cierro el PC, salgo a la cocina, abro la nevera, sirvo limonada y voy a otro cuarto, mi sobrino juega Fifa en línea, hoy puede hacerlo, hace días el mismo juego le dijo que no estaba disponible, que muchas personas conectadas al tiempo en otros países limitaban su uso, pero hoy no, hoy le dieron permiso, hoy está jugando, metiendo goles, ganando y perdiendo. Me paro a su lado, lo veo jugar, maldecir y celebrar, me río, regreso a la cocina, lavo el pocillo y regreso a mi cuarto, otra reunión.

     A eso de las seis termino de trabajar, vuelvo a salir de mi cuarto, mis sobrinos están arreglando la mesa, vamos a jugar cartas, alisto las monedas, somos apostadores, perdón, es el picante para que las risas sean más sinceras. Reparten, hay que hacer una terna, luego dos escaleras, luego una terna y una escalera, luego tres escaleras. Pierdo, gano, pierdo, empato, perdí quinientos pesos. Ahora el UNO, juego a mil, reparten, sale el rojo, seguimos a verde, amarillo, +4, ¡no jodás!, 1, 2, 3, 4. Seguimos, cambio de color, bloqueo, nos devolvemos, taponamos, seguimos, +2, +2, +2, si tiene, no tengo, coma 6, espere, reviso, no, me las como. Seguimos, gritan uno, todos nos miramos, sale el verde, +2, +2, +4, ¡nooooo!, ¡pero ya estaba cerca! Nos reímos, seguimos, rojo, verde, 1, 1, 2, 3, 5, 8, devolvemos, 2, 3, 5, 6, 8, volvemos, +2, +2, está bien me las como, seguimos, +2, ayyy pero déjenme jugar. Ronda final, me ganaron por un cambio de color. Perdí otros mil.

     El día termina, prendo el computador de nuevo, reviso las noticias, el presidente nos pide que sigamos aplaudiendo a la fuerza médica, que ellos son los héroes, que los senadores podrán solicitar dinero para sus iglesias, que las personas se siguen matando en las calles, que la Dimayor regresa como perro arrepentido, que el dólar continúa subiendo, que aún no hay políticas para estos días de deudas, pero que la fuerza médica requiere de los aplausos de todos, no importa el presupuesto, las máquinas, los resultados, ya casi llegamos a los mil reportes pero el ministro de Salud y Protección social nos dice que estamos en fase de mitigación. Ahora, definamos, somos realistas y como Claudia López nos preparamos para meses y meses de aislamiento, o confiamos en el gobierno y su despliegue presupuestal y social y solo esperamos, pero más poquito, esperamos, esperamos y esperamos. El día se acabará, esperaré el café de la noche.

SOBRE EL AUTOR

Johan Andrés Rodríguez Lugo

Futuro Comunicador Social Periodista Universidad del Quindío.

- Tomar café, comer mucha pasta, la música, los libros, los viajes, cosas simples y también algunas complejas - “No es que una quiera es que toca, entonces tin”- 

Contacto:

Facebook: https://www.facebook.com/johanandres.rodriguezlugo

Twitter: @UnJohanTin

Instagram: @Johan_RL

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