
Un cubrimiento inesperado
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Daniela Arias Mendoza
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Era 2 de julio del año 1999, caía la tarde y no eran más de las 6. En el fondo se oían gritos, detonaciones y oraciones de plegaria. Mientras tanto, ahí estaba ella escondida en una casa del casco urbano del municipio de Ataco Tolima. Por su mente pasaban miles de recuerdos y el miedo de llegar a perder la vida. En ese instante, los minutos parecían horas y cada “traqueteo” de las balas que golpeaban las tejas de zinc la transportaban a un momento específico de su vida. El primer recuerdo que llegó a su mente fue la melodía de aquella canción que le dedicó su esposo, Edgar López, cuando nació su primer hijo. “Yo a Francy Liliana primero que todo la aprendí admirar como profesional. Yo resalté siempre su entrega al periodismo, la forma como amaba su profesión y la dedicación que le ponía a todo lo que hacía. Yo me acuerdo que cuando la conocí tenía 21 o 22 años, pero a pesar de ser tan joven, ella manejaba con mucho ímpetu y carácter los temas de su periodismo y creo que eso es de admirar, pero a medida de que fue pasando el tiempo nos fuimos enamorando y de ese amor nació nuestro primer hijo, Santiago –nuestro Carbonerito- creo que desde ese momento la relación se hizo más linda, basada en el amor, la comprensión y en el complemento del uno hacia el otro” expresó Edgar.
El Carbonerito - El Gran Combo
Yo me casé con una negra encantadora
Una negra dulce como la miel
Y como yo soy un negro color goma
Nuestro producto salió negrito también.
Un negrito que midió veintiuna y media
Y pesó nueve con algo, casi diez
Fue tan grande la alegría que sentí yo al ver
A ese niño, que en mis brazos lo tomé y le canté
Santiago, sería la primera alegría de la familia López Sánchez y como lo describe la canción es “El Carbonerito” de la vida de Francy Liliana, la protagonista de esta historia. Para ella la conexión con su hijo es muy parecida a la que tiene con su mamá, ya que está basada en la confianza y en la complicidad. “Mi mamá y yo tenemos una relación muy fluida basada en el diálogo. Ella es muy especial con nosotros y quizás por eso hemos tenido una relación muy estrecha de esas de contar cosas, de pedir consejos y de ser muy cómplices. Nosotros dos nos parecemos mucho, por eso creo que tenemos una relación muy bonita y más desde que me vine a estudiar y a vivir a Bogotá, por ejemplo cuando yo estaba en Ibagué nos limitábamos a jugar los mismos papeles, es decir yo soy el hijo, tu eres mi mamá y ya… pero ahora tenemos un acercamiento diferente, una relación mucho más linda, porque nos hemos ido conociendo más como personas que como madre e hijo” explicó Santiago.
Cuando estaba recordando la canción que le había dedicado su esposo por el nacimiento de su primer hijo, se escuchó un estruendoso sonido, se trataba de uno de los cilindros bomba que en ese tiempo eran utilizados en las tomas guerrilleras por el Frente 21 de las FARC. Fue entonces, que recordó los más de 15 años que llevaba como reportera regional del Tolima en El Telenoticiero del Canal A, “yo era muy impetuosa con mi trabajo, no me importaba la figuración, lo que me importaba era estar al día con la noticia y la chiva. Era muy metelona con fuentes y creo que fui demasiado agresiva en eso, porque a mí me buscaban guerrilleros y paramilitares para darme información, ¡paramilitares no! ¡Miento! Solo guerrilleros. Esa era una época muy agresiva, que fue la época dura del conflicto armado en el país en la que se daban las tomas guerrilleras, las masacres y el bloqueo de vías. Esa fue una época muy dura y por estar cubriendo todo ese tipo de sucesos creo yo que tal vez pasó lo que pasó” afirmó la periodista.
Para María Elsy, compañera de trabajo de la época y amiga desde hace más de 20 años, Francy siempre fue una buena profesional, recursiva y muy sabia a la hora de tomar decisiones de tipo laboral, “para mi Francy Liliana siempre fue muy eficiente y recursiva en su trabajo. Ella es una persona con mucha tenacidad y tranquila, si comparamos, yo siempre he sido más acelerada, en cambio ella en las cosas que tocaba hacer en esa época, no se afanaba tanto y todo al final le resultaba muy bien. Yo recuerdo que muchas veces no podía por algún motivo hacer cubrimientos y yo le ayudaba con el material, igual ella a mí, lo curioso de todo era que cuando uno llegaba para entregarle lo que debía enviar a su medio, ella en segundos montaba unas notas súper buenas que la verdad muchas veces resultaban mejores que las de nosotros. Siempre fue sagaz para montar las noticias, porque con uno o dos daticos que uno le daba ella se prendía y ya tenía la nota, lo hacía muy bien. Francy siempre tuvo un muy buen tono de voz y además leía muy bien” resaltó.
El medio al que hacía referencia Francy y en el que trabajó por más de 15 años como reportera regional era el Canal A también conocido como Canal Dos, que fue un canal de televisión abierta en Colombia que funcionaba como competencia directa del Canal Uno. “Yo empecé a trabajar en el Canal A desde el año1990. Para ese momento, si no estoy mal, existían dos canales de televisión nacionales: uno era el Canal A y el otro el Canal Uno y quienes manejaban las franjas informativas eran las programadoras, entonces cada una tenía su parrilla de programación y algunas tenían sus noticieros. Cuando yo entre en el tema, las programadoras eran unas para el Canal Uno y otras para el Canal A, los dos eran canales públicos. Con el tiempo tomaron fuerza los canales privados, RCN y Caracol, entonces las programadoras entraron en crisis y finalmente se queda un solo canal que fue el A. Yo trabajaba en el Telenoticiero del Medio Día y en contra peso mi competencia directa era el Noticiero Nacional del Canal Uno. El director de mi medio era Felipe Zuleta, él fue quien se encargó de manejar el tema de la toma, pero después de ese hecho yo dure unos meses de no estar en el canal y de no hacer la corresponsalía, finamente yo volví otra vez, pero ya no era lo mismo y entonces renuncie en el 2004” explicó la periodista, quien para la época se encargaba de cubrir hechos de orden regional y quien recibía como pago por cada nota realizada 30.000 pesos.
Al mismo tiempo afuera de la casa, las balas iban y venían. Los demás periodistas cumplían con su trabajo. Los guerrilleros le gritaban a la Policía y a los habitantes del pueblo que se refugiaran en sus casas y en la iglesia. “La toma fue el 2 de julio de 1999. Yo me acuerdo mucho porque ese día cumple años mi hijo, entonces había el entierro de un viejito del pueblo, un viejito muy pobre. Llegó la hora y me fui para la misa y cuando yo iba cruzando por el parque, en una de las bancas había un señor sentado, yo no lo conocía. Yo me acuerdo que ese señor era simpático y tenía buenos colores. Tenía una mochila al lado de esas tejidas y de ella sacaba unas pelotas envueltas en periódico, no sé qué sería eso, pero yo si lo veía sacando esas pelotas. Entonces, yo como venía de espaldas al tipo, cuando me vio me dijo: - Buenas tardes mi señora ¿Cómo está? Cuando el tipo me saluda, yo me hice más adelante y estaba preocupada porque yo no lo conocía y ya había escuchado decir lo de la toma guerrillera” recordó Amparo Charry, habitante de Ataco.
Pasaban los minutos y la periodista seguía en aquella casa refugiada, no recuerda muy bien cómo fue que ingreso ni quienes eran sus propietarios, esto como consecuencia del susto que se apoderaba de ella en ese momento, lo cierto era que se encontraba bajo la mesa principal, entonces su mayor dilema era si continuaba allí hasta que pasara todo o salir a buscar a sus siete compañeros quienes en ese momento se encontraban en medio del fuego, divididos en dos grupos, unos hacia la zona de los bancos y los demás en el parque, donde se encontraba el comando de la Policía; dos puntos objetivo en cualquier toma guerrillera.
Según el relato de Miguel Ángel Borrero, camarógrafo de Francy Liliana, los guerrilleros ya tenían objetivos establecidos, el principal era el puesto de Policía, pero el grupo que lo estaba haciendo se encontraba más o menos a una cuadra de donde ellos estaban. Él asegura que quedó en el grupo que atacó al Banco Caja Agraria, “nosotros pudimos presenciar cuando colocaron la bomba, cuando entraron e hicieron todas esas cosas. Cuando nosotros estábamos ahí en ese sitio, nos dispararon y se nos hacía muy difícil pensar que era la Policía porque ellos estaban retirados. Inclusive hubo una explosión en una pared que estaba como a tres metros de donde yo me encontraba e incluso eso se cayó. Es como si nos hubieran hecho un atentado a nosotros mismos” puntualizó.
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El Carbonerito del Gran Combo era esa melodía que le daba fuerza para mantenerse lúcida ante todo lo que estaba viviendo en ese momento.
¿Dónde vas, Carbonerito, dónde vas a hacer carbón?
A la Villa, lla, a la Villa lla, a la Villa del Señor.
Francy se encontraba muy conmovida porque antes de llegar a Atacó hicieron una parada en el pueblo natal de sus padres, Coyaima, lugar en el que coincidencialmente empezó la historia que estaba viviendo. “Mis padres son de Coyaima. Mi mamá, Elizabeth Rendón Sánchez, siempre fue ama de casa y mi papá, Ricardo Sánchez Esquivel y quien murió hace 15 años, fue ganadero. Nosotros somos 4 hermanos, los dos mayores, Sandra y Ricardo, nacieron en Chaparral y los dos menores, Carlos Augusto y yo, somos de Ibagué. Mi hermana es psicóloga y vive en Estados Unidos desde hace 12 años, mi hermano es abogado y vive en Cartagena y el otro es ingeniero civil y tiene su propia empresa en la ciudad de Bogotá. Nosotros como hermanos somos demasiado unidos, somos muy camelladores todos, dedicados a nuestras familias. Todos trabajamos gracias al esfuerzo de nuestros papás porque nos dieron nuestra profesión y así hemos podido salir adelante” comentó la corresponsal.
Para ella en ese momento de angustia, cada sentimiento y recuerdo familiar era una mezcla de esperanza y desolación por lo que podía venir, ya que a su memoria llegaban aquellas enseñanzas que le dejaron sus tías en aquellos paseos a la finca “yo me acuerdo que tuve una infancia y educación única, mis padres y mis familiares siempre se preocuparon por darnos una muy buena educación. Anécdotas hay muchas porque todos los días pasaban cosas, pero de la que más me acuerdo es la de todos los fines de semana, porque siempre nos levantaban a las 4 de la mañana a organizarnos y tipo 5:30 ya estábamos listos y montados en el carro para irnos la finca que mi papá tenía en Coyaima. Allá pasábamos sábado y domingo, hacíamos de todo, los hombres acompañaban a mi papá en las labores de los animales, en los corrales y en el trabajo de campo porque mi papá fue ganadero siempre y nosotras las mujeres íbamos a visitar a las tías porque toda la familia materna estaba allá. Las mujeres nos toca estar con ellas, ayudarlas hacer los bizcochos y tamales, porque eso fue lo que nos quedó a nosotros de ellas las recetas de todas comidas típicas tolimenses” recordó Francy.
Fue entonces, cuando decidió asomarse por la ventana y ver lo que realmente estaba pasando en el pueblo, guerrilleros cargando a sus compañeros heridos en carretillas, civiles escondiéndose en cualquier lugar y otros igual que ella con temor mirando desde las ventanas, con precaución y susto al pensar que podrían ser alcanzados por las balas, entonces, su reacción instintiva fue cerrar los ojos, acurrucarse y creer que su camarógrafo Miguel Ángel Borrero más conocido por sus amigos como -Memín- se encontraba bien. Él era alguien muy importante en su vida, porque venían trabajando desde el año 1991 y sumado a esto, le recordaba el momento en el que inició su carrera en la televisión, puesto que antes de ser reportera se desempeñaba como periodista y locutora de un programa noticioso conocido como “Noticias Flash” espacio que era direccionado por Miguel Ángel Merchán y María Victoria Dosa y que en los años 90 no contaba con mucha audiencia, pero si era escuchado en la ciudad de Ibagué. “Yo siempre fui una buena lectora de noticias y se me facilitaba redactar. Entonces, cuando me vine de Bogotá una vez culminado mi tecnólogo en la INPAHU en el año 1989, comencé hacer radio aquí en Ibagué. En esa época, me acuerdo mucho que empecé leyendo noticias en un noticiero al que nadie le prestaba atención y que se llamaba Noticias Flash. El director era Miguel Ángel Merchán, que todavía existe y lo quiero mucho y María Victoria Dosa, que era la de las noticias.
Yo me acuerdo que ella tenía una voz hermosa y que en ese espacio dure solo dos meses. Allá, las dos leíamos las noticias pero yo además las producía. Fue cuando me escuchó Humberto Leiton, quien trabajaba en Ecos del Combeima con Arnulfo Sánchez, a quien le dijo que me llamará para trabajar con él y si efectivamente presenté la entrevista, hice unas notas y les gustó, así fue cuando empecé en la radio” explicó.
Así pasaron dos semanas desde la llegada de Francy a Ecos del Combeima. Su talento inquietaba a varios de los profesionales de vieja data, ya que desde siempre mostró su valentía y seguridad para enfrentar nuevos retos, tanto así que inicialmente no recibió un sueldo fijo por su trabajo, debido a que los dos primeros meses serian de prueba y su pago seria a través de la pauta. “Arnulfo Sánchez si me dijo que los primeros dos meses debía buscar pauta y después se miraba si funcionaba para poder arrancar como periodista de planta. Ellos hasta ese momento nunca habían tenido periodistas profesionales, sino solo a gente que ya sabía empíricamente del oficio y sumado a eso nunca habían tenido a una mujer. Entonces me dijo que si me le media para cubrir temas locales y yo le dije que de una, claro yo en ese momento vivía en el hotel mamá, es decir que nada me preocupaba y así fue que inicié”.
Cuando la periodista apenas empezaba a explorar el mundo de la radio y a apasionarse por el mágico universo que esta ofrece, fue sorprendida aún más con las oportunidades que se le iban presentando, pues no llevaba mucho tiempo de estar al aire cuando el hoy desaparecido padre Javier Arango, quien hacía días venía siguiéndole el rastro a través de la emisora, la llamó a su oficina para proponerle que trabajará con él en un proyecto de televisión ya que estaban necesitando una corresponsal, “cuando me vi con él me dijo que estaban necesitando una corresponsal para el Telenoticiero del Medio Día, se llamaba. No me acuerdo la programadora, lo que si recuerdo es que era un noticiero del Canal A. Él trabajaba en TV Hoy, siempre fue corresponsal de ahí. Me preguntó si me le media y yo le dije que eso si me asustaba, pero él me dijo que hiciéramos una prueba que era ir hacer una nota. Yo me acuerdo que la hice con él, era de algo que había en el Hospital Federico Lleras Acosta, creo que venía el ministro de salud de la época y yo no tenía ni idea de quien era ni que preguntar, pero el padre estaba atrás mío y me iba diciendo que debía hacer. Ese día fue muy complicado porque todos se dieron cuenta de eso y de ahí me la montaron toda la vida. Pero la verdad yo no sabía que preguntar. Yo finalmente lo entreviste y luego tenía que hacer el texto o la voz en off, no sé cómo le dirán ahora, y yo angustiada porque no sabía cómo redactarlo, me paniquie, pero él empezó a dictarme y sacamos la nota. Finalmente la enviamos y ese día contestó el director del noticiero y al otro día empecé a trabajar en el Canal A, no me pregunten por fechas porque la verdad ya no recuerdo muy bien. Entonces siguiendo con la historia, yo termine haciendo radio y televisión al mismo tiempo, pero Arnulfo se emberracó y me dijo que escogiera y me fui hacer televisión” recordó Francy.
Estando en la residencia Francy abrió nuevamente sus ojos y recordó las últimas palabras que le había dicho a su camarógrafo y amigo, “Mimincito figuró a lo que sea y si nos pasa algo ni por el putas usted se vaya ir de mi lado”, fue entonces cuando la preocupación le ganó de nuevo y decidió asomarse una vez más por la ventana para intentar encontrarlo, pero lo único que vio fue a varias personas corriendo de un lado para el otro y a un hombre observando todos los hechos desde una esquina.
Don Orlando Ortiz, es un conductor de camión y en ese momento se encontraba a las afueras del pueblo esperando un ganado para transportarlo a una de las fincas cercanas, “me hice como unas 2 o 3 cuadras a la salida del pueblo a mirar desde una esquina y eso apenas corría la gente de un lado para el otro y en esas se tomaron la Alcaldía, sacaron a los funcionarios y mataron a un policía, eso duro siempre harto rato” relató el hombre al que veía la periodista desde aquella ventana.
Fue tanta la preocupación de la reportera en ese momento que se llenó de valor y decidió salir en busca de las personas que llegaron al pueblo con ella, pero su mayor temor era que la confundieran, le dispararan y le quebrantaran el anhelo que tenía de volver a ver a sus dos hijos y esposo, quien siempre le cantaba al oído la estrofa de la canción:
A esa negra yo la quiero
Con todo mi corazón. Es la madre de mis hijos
Y la dueña de mi amor.
Ella tiene bemba grande, y yo soy bien narizón
Y así feos como somos,
Nos tenemos mucho amor.
“Era un día de trabajo normal, yo iba con mi jefe para el Huila. Llame al notario y le dije que ya no podía asistir a la ceremonia en la tarde como lo habíamos programado y él me dijo: no se preocupe cuando vaya pasando por acá venga hasta la notaría y firme, ella puede hacer lo mismo. Entonces así fue, yo me case por la mañana y ella cuando ya estaba segura de que me había casado (risas), lo hizo en la tarde” así relata Edgar López la historia que hay detrás de su matrimonio, un poco inusual y liberal que a la fecha cumple 27 años.
Para Edgar, su esposa es una mujer de admirar no solo por su entrega a su trabajo sino por la capacidad que tiene para sobreponerse a las dificultades que desde siempre la acompañaron, “ella es una mamá admirable, es una mamá muy formadora, es muy centrada en la educación. Creo que es demasiado amorosa con ellos, comprensiva y entregada a todas sus causas y de hecho pienso que las mujeres como Francy, definitivamente están condenadas a que el matrimonio sea un éxito total, porque realmente son un complemento para el hombre que está con ellas. Uno siempre busca que una mujer no sea solo bonita o voluptuosa, porque en este caso ustedes ven que somos feítos pero muy querendones, sin embargo cada uno asume un rol y cuando esto pasa en una relación de pareja si se asumen por partes iguales pues obviamente están condenadas al éxito” resalta Edgar López.
Y es que basta con estar con ella unos minutos para entender el amor y la entrega con la que ha logrado mantener a su familia unida por más de 27 años. Francy es una mujer de carácter fuerte, frentera y sin “pelos en la lengua”, pero también es una mezcla de dulzura y cariño para con los suyos, “yo soy de las que va diciendo las cosas de una vez, yo no me pongo a tapar nada y creo que eso me ha generado problemas, pero así soy. Mis hijos son mi adoración y mi orgullo. Santiago estudia ingeniería civil en la Universidad de los Andes y Sergio estudia medicina en la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud. Los dos son unos excelentes hijos. A mí me gusta consentirlos muchísimo, pero también les enseño, aun siendo grandes, que tienen que ser fuertes y dedicados en lo que hacen porque solo así se consiguen las cosas. Yo no soy de muchas amigas porque me ha ido mal con las pocas que he tenido, la verdad son contadas las que tengo. Para mí lo más importante es mi familia” explicó.
Para Santiago su mamá es una mujer única, con una gran capacidad para enfrentar cada desafió que la vida le pone, según lo expresa es de las personas que de entrada no cae muy bien por ser tan reservada en sus cosas, pero una vez se siente en confianza permite conocer una faceta que solo su familia y las personas más cercanas tienen el privilegio de conocer. “Mi mamá es una persona muy amorosa, especial, detallistas y completamente desinteresada. Yo siento que cuando uno la ve en la calle, uno tal vez tiende a crearse una imagen errónea de ella, porque tiene un carácter muy fuerte, entonces uno la ve y es una persona muy callada, seria y mal mirada, por esto pasa por grosera, pero es simplemente por su forma de ser y por ser tan reservada con sus cosas, pero ya cuando está en su entorno y en su círculo, es decir con nosotros que somos las personas más cercanas a ella, es totalmente diferente. Siento que es una persona que brinda amor incondicional. Ahora la relación con mi papá siempre ha sido muy buena, siempre los hemos visto unidos y estando el uno para el otro, apoyándose y siendo siempre el mejor ejemplo para nosotros, incluso de un tiempo para acá los hemos visto muy metidos haciendo ejercicio, se han vuelto una pareja muy deportiva y creo que eso los fortalece cada día más” explicó.
Una vez que Francy cruzó la puerta de la casa en la que se encontraba refugiada, sintió la mirada señaladora de quienes observaban por sus ventanas, pero recordó que en varias oportunidades esto ya le había sucedido a causa de su trabajo, “yo tenía fuentes de todo tipo. En esa época pasaban muchas cosas, entre ellas había revueltas en la cárcel de Picaleña y yo las cubría. Hice unos informes durísimos sobre un tema de sicarios a sueldo y de cómo salían a las ciudades a entrenarlos, eso empezó en Medellín, luego llegó acá. Lo que hacía ese grupo era que acogían a los muchachos y los entrenaban para ser “sicarios a sueldo” y el objetivo eran los indigentes como entrenamiento. Yo me entere de eso, porque en la cárcel de Picaleña había un tipo que le apodaban “El Lenguas”, del otro no me acuerdo porque eran dos, que me llamaban para cantarme lo que iban a hacer. Entonces empecé a tener problemas con mis colegas porque yo siempre obtenía la chiva, hasta que les dije a los que me llamaban, porque ya teníamos una conversación muy fluida, que lo que yo iba a hacer era llegar más temprano, tomar lo que necesitaba y mandar el material para que lo editaran primero, pero que se quedaran más tiempo para que mis colegas alcanzaran a sacar material, ya que esto me estaba generando problemas con ellos” recordó mientras caminaba por las antiguas calles del municipio.
Durante su camino hacia el parque principal en donde había visto por última vez a sus colegas, Francy vio la iglesia y recordó aquellos domingos en los que iba con su familia a misa, espacio en el que agradecía a Dios la posibilidad de seguir viva aun en medio de una profesión que constantemente la ponía en peligro, esto como consecuencia al tipo de fuentes a las que acudía para poder reconstruir cada una de sus notas, fue entonces cuando se encomendó a Dios y continuo por su camino, pero mientras lo hacía, a su mente venían todos aquellos planes que hacía en compañía de los suyos. “Mi mamá disfruta hacer muchas cosas, entre esas comer de forma sana, es amante de las proteínas animales y las verduras. Le encanta tomar vino, del que sea. Le gusta ver todo tipo de películas menos las violentas porque es muy nerviosa y las relaciona con lo que le sucedió en el pasado. Es también muy apasionada por esos planes de ir a la montaña, al río y al mar. Disfruta mucho tener contacto con la naturaleza. También le fascina ir a tomar el sol, le gusta broncearse y estar en piscina. Es una amante de los conciertos y de los viajes de tipo “mochilero” es decir con pocas comodidades, pero conocer mucho” indicó Santiago
Mientras tanto, para Edgar los mejores momentos que pasa junto a su esposa e hijos son aquellos que les permiten salir un poco de la rutina debido a que durante la semana están concentrados en su empresa familiar, “de las actividades que hacemos juntos, esta hacer ejercicio. Antes Francy no corría ni peligro pero ahorita sale a trotar muchísimo. En ocasiones vamos a caminar en familia o solos al parque deportivo y al centenario y si definitivamente no se puede ir hasta allá, salimos a caminar por la ciudad. Ahora cuando podemos salir a viajar lo hacemos. Somos una familia de clase media, pero con algunos privilegios porque el 90% de nuestro trabajo lo hemos destinado para la educación de nuestros hijos, pero ahora ese 10% es para darnos unos gusticos”.
Ya me ha dado seis negritos, y dos más quisiera yo,
Para completar los ocho
Y cantarles la canción, que dice así:
¿Dónde vas, Carbonerito, dónde vas a hacer carbón?
A la Villa, lla, a la Villa lla, a la Villa del Señor.
Cuando la reportera llega al parque principal de Ataco, cruza por los bancos y en esas se da cuenta que en ese grupo estaba Memín grabando todo lo que sucedía, en ese momento ella se sintió “a salvo” y le dijo “tenemos que irnos hermano, si nos quedamos acá esto se va a poner peor”, esas palabras impulsaron al camarógrafo para buscar a la persona que estaba al mando del grupo, “nosotros caímos en cuenta de que estábamos siendo utilizados, porque nos habían dicho que íbamos por una entrevista con Adán Izquierdo y resultamos en otra cosa muy diferente, entonces ahí lo que hicimos fue una reunión y pactamos decirle a los manes que debíamos retirarnos rápidamente para poder enviar el material vía microondas y así lograr que la chiva saliera. Esa fue la manera en la que uno de los tipos que estaba ahí coordinando, empezó a buscar la manera de que pudiéramos irnos” afirmó Memín.
Siendo las 8:45 pm el grupo de periodistas decide retornar hacia la ciudad de Ibagué, pero en su intento se toparon con dos retenes que al parecer pertenecían al grupo armado, “nosotros cogimos los carros y más adelantico, di tu a unos 20 kilómetros, nos pararon y nos tuvieron como media hora tal vez, rodearon el carro y nos hicieron un operativo, fue cuando llegó la orden de que nos dejaran pasar, pero nos advirtieron que sabían en donde estaban nuestras familias, quienes eran y todo. Lo único que nos repetían era que nuestra obligación era publicar la información. Más adelante nos volvieron a parar y nos dijeron exactamente lo mismo, pero esta vez nos señalaban con nombre propio, o sea una tortura psicológica terrible. De ahí salimos, la verdad no había poder humano que le pusiera más velocidad a esos carros, no recuerdo si paramos en el Guamo o en Saldaña, pero sí había unos carros que nos seguían, pasamos Coyaima, salimos a Castilla y si tal vez por allá donde hay una bomba de gasolina se desaparecieron y por eso intuimos que nos estaban persiguiendo” puntualizó Francy.
Mientras los periodistas retornaban a la Ciudad Musical de Colombia, los habitantes de este municipio al sur del Tolima seguían viviendo un calvario debido a que la toma continuó hasta altas horas de la madrugada, para doña Amparo Charry estas fueron las horas más largas de su vida, “eso fue toda la noche. Esa gente disparaba, mandaba bombas y hacían otras cosas. Se escuchaban gritos de parte y parte. No sé qué se decían con claridad, pero si no estoy mal era como que se entregarán o algo así era lo que le decían a los policías, también les indicaron que ellos no les iban hacer nada, pero mentiras, el fin dizque era matarlos. A eso de las 9 o 10 de la noche anduvo un helicóptero dando vueltas pero no disparó ni nada. Yo no me acuerdo si al fin hubo entierro, pero yo estaba muy asustada ese día”.
Simultáneamente Orlando Ortiz quien había vivido toda la toma desde una esquina se dio cuenta de que a los policías se les habían acabado las municiones, “la toma duró hasta la madrugada, nunca hubo Ejército, ni hubo presencia de nada. A lo último atacaron el cuartel de la Policía porque ellos ya no tenían con qué hacerles frente, pero les perdonaron la vida, yo me acuerdo bien que se los llevaron para el parque y les dijeron que los perdonaban por ser unos verracos y por eso no los mataban. A lo último, lo que hicieron fue una reunión ahí en el parque y luego salieron como ‘Pedro por su casa’”.
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Ya casi iba a ser medianoche cuando Francy decidió prender el radio del carro en el que iba y por casualidades de la vida estaba sonando aquella canción que la había acompañado en su memoria durante toda la toma:
A la Villa, lla, a la Villa lla,
A la Villa a la Villa del Señor, del Señor.
Yo me casé con una negra encantadora,
Una negra dulce y fina, una negra de salón
En ese instante, empezó a cuestionar si seguiría dedicando su vida a esta profesión, pero sus compañeros le hacían caer en cuenta de todo lo que había logrado hasta ahora y que esta experiencia solamente la haría crecer aún más como profesional, fue entonces, cuando recordó su paso por la Escuela Superior INPAHU, en el año 89,en donde recibió el título de Tecnólogica Universitaria en Comunicación Social y en el que adquirió los conocimientos de reportería, ya que siempre se caracterizó por ser una estudiante ejemplar con una gran disciplina y entrega en lo que hacía, actitudes que adquirió en su paso por el Colegio Comfenalco en la ciudad de Ibagué, institución en la que se graduó como bachiller, “en cuanto al estudio yo hice la primaria en la escuela Anexa Femenina, la que queda en la Quinta con 31, ahí hice toda mi primaria. Luego pase al Liceo Nacional a estudiar el bachillerato, ahí hice de sexto a octavo, de ahí me echaron porque una compañera me levantó la voz y me empezó hablar chismes míos y a mí me molestó mucho y en plena clase me levante me di la vuelta y le puse tremenda cachetada. En ese momento eso fue terrible y la rectora, Carmen Eliza Manrique nunca se me olvida, me expulsó. Fue cuando yo misma busque el cupo en el colegio Comfenalco, de donde finalmente me gradué” explicó.
Mientras tanto, la conversación se mantuvo por varios kilómetros, hasta que llegaron al municipio del Guamo, lugar en el que los periodistas deciden prender sus celulares para informar a sus familias y a los medios para los que trabajaban lo que les había sucedido y explicarles que todos se encontraban bien, ya que en las principales emisoras ya se había dado a conocer lo sucedido.
Al llegar a Ibagué los periodistas deciden reunirse en las instalaciones del periódico El Nuevo Día para comentar la situación y decidir qué manejo le darían al material obtenido, “cuando nosotros estábamos ya aquí, lo primero que hicimos fue reunimos en El Nuevo Día con el director del periódico para analizar la situación, se habló del manejo que cada medio le iba a dar al material, pero al final en forma de protesta se pactó que no se iba a sacar a luz pública todo lo que habíamos visto y filmado” expresó Memin.
Por su parte Francy recuerda, “llamé a Bogotá informé que había sido todo un engaño, y se tomó la decisión de que nada de lo que nosotros habíamos hecho, filmado o visto, se iba publicar. Fue una protesta general tanto del medio de comunicación que yo representaba como de los medios locales. Tanto así que nunca se publicaron las imágenes y nunca se contaron los detalles de absolutamente nada solo hasta hoy”.
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De ahí en adelante, la vida de la reportera continuó con normalidad, nunca recibió una llamada del Frente 21 de las FARC, hasta que un día mientras venía por la vía Bogotá - Ibagué una de las periodistas que también había estado en la toma con ella la llamó:
Margarita: Hola Francy ¿qué más? China la estoy llamando para decirle que se cuide porque yo tengo información de que supuestamente están diciendo que somos informantes de la guerrilla y que nos van a matar.
Francy: ¡Uy! ¿Cómo así?
Margarita: Si, eso me advirtieron. Esté muy pendiente.
Una vez finalizada la llamada, Francy no sabía qué hacer, su primera reacción fue llamar a esposo y a su hermano Carlos Augusto para contarles sobre esta. En ese momento por su mente pasaban mil cosas, entre ellas su vida, la de sus hijos y demás compañeros, pero ellos al ver su angustia le aconsejaron que lo mejor en ese momento era reunir a sus colegas y determinar qué era lo que en realidad estaba pasando. “Nosotros una vez supimos del riesgo que estaban corriendo ellos por las amenazas y de ser tildados como auxiliadores de la guerrilla en su momento, queríamos mirar hasta qué punto era la complejidad del asunto o ver hasta qué punto ella podía permanecer exponiéndose de alguna forma para que le hicieran daño. Cuando se determinó que las cosas iban en serio, informamos y no hubo ninguna respuesta ni del gobierno ni de nadie que acogiera esa situación. Nunca pusimos una demanda porque realmente no sabíamos de donde estaban llegando las amenazas y como no lo sabíamos decidimos tomar por riesgo propio sacar a Francy y a mis hijos de la ciudad y no exponerlos más” indicó Edgar López, esposo de la periodista.
Una vez fue tomada la decisión de buscar por sus propios medios un lugar en donde protegerse mientras las investigaciones avanzaban por parte de su esposo y un familiar que era de la Policía, Francy tomó a sus dos pequeños hijos a Santiago de 3 años y a Daniel de un año y medio, y quienes hoy ya tienen 24 y 23 años, “yo me perdí. No me preguntes para donde me fui porque no lo diré. Simplemente yo me fui. Fueron como unos seis meses tal vez que estuvimos lejos, mientras tanto aquí se quedó mi esposo mirando a ver qué pasaba. Con el canal ¿qué paso? Se les informó lo que estaba pasando y sencillamente ellos contestaron que iban a indagar. En esa época Rosso José Serrano, era el director general de la Policía y junto con un familiar mío se empezó a indagar para saber si era la guerrilla la que estaba de tras de nosotros y resulta que no era la guerrilla. Luego se investigó que si eran los paramilitares y ahí si yo tuve la entrevista pero tampoco, pero entonces ellos mismos por medio de una foto que Antonio Melo le entregó a Edgar con una entrevista, o sea se hizo un seguimiento, identificaron a la persona que estaba haciendo el trabajo yo en la entrevista les mostré y me dijeron que eso no era ni guerrilla ni paramilitares, porque ellos sabían quién era yo y lo que hacía y fue cuando nos dijeron que era el Ejército Nacional” indicó la ex reportera del canal A.
Su retorno a Ibagué se dio seis meses después de la amenaza, su vida parecía volver a la normalidad y más cuando Felipe Zuleta, el director del Telenoticiero del Canal A, se comunicó con ella para informarle, “él me llama y me dice que en ese momento no había ningún problema, que estuviera tranquila y siguiera adelante porque ya se sabía que había pasado y según eso era que el Ejército contaba con una brigada que se encargaba de investigar a las personas que tenían un acercamiento con la guerrilla y como yo había sido noticia cuando fue víctima del engaño a los periodistas en la toma de Ataco me vi relacionada. Eso fue todo lo que dijo” afirmó.
Desde entonces, Francy tomó el consejo de su director y en cuanto pudo regresó a la ciudad; dejó a un lado la televisión y continuó haciendo el programa de radio en Ecos del Combeima, pero después de pensarlo mucho decidió dedicarse exclusivamente a la comunicación organizacional. Fue entonces cuando inició su amplia trayectoria en importantes empresas e instituciones. “Fui jefe de prensa de la Contraloría, de la Alcaldía, trabaje en la Universidad del Tolima y después en una entidad en Bogotá. Estuve también, haciendo asesorías sencillas algunos proyectos, pero finalmente decidimos con mi esposo constituir una empresa familiar que se llama Casa Rosal en la que prestamos servicios generales en instituciones y conjuntos pero nuestra especialidad es en el sector de la salud. Ha sido complicado pero ahí vamos. Y si me preguntan por el periodismo… de ese me olvide totalmente”.
De su vida como periodista hoy Francy Liliana Sánchez Rendón, guarda los más grandes recuerdos, las más grandes enseñanzas y sobre todo el gran honor de haber logrado cumplir hasta el último momento con el deber de informar, pero de su experiencia como reportera lleva consigo la reflexión de que no siempre obtener la “chiva” es la mejor opción porque desde su percepción no siempre los grandes medios se preocupan por el periodista regional, “los mecanismos de protección nunca los vi como una posibilidad, porque los periodistas de las regiones a nadie le importaban… los importantes eran los que estaban en Bogotá entonces para qué iba pedir ayuda al Estado si el mismo Estado me estaba acorralando ¿cómo iba a pretender que ese mismo Estado me fuera a proteger? Es más o menos es lo que pasa hoy con la Unidad Nacional de Protección, los victimarios cuidando a las víctimas” concluyó.