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Sabores y Saberes Ancestrales

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De la gastronomía no sé nada, solo degusto, soy comensal y trato de maravillarme con los sabores que encuentro en algún plato, bebida o, uno del que no puedo escapar y se me hace agua la boca de solo pensarlo, postre. El desconocido panorama gastronómico no me hizo desistir de la invitación que hizo Comfenalco Quindío para escuchar la charla que tuvo lugar en la Biblioteca Comfenalco, para hablar sobre sabores ancestrales, soberanía alimentaria y demás temas arraigados a lo culinario. 

Pensar la cocina quindiana es encontrarse con una pregunta: ¿cuál es el plato típico del Quindío? No sabría decir con exactitud cuál es ni tampoco darles expectativas de que la charla ofreció una respuesta definitiva, más bien, a lo que nos llevó esta, fue a encontrar alimentos con los cuales variar nuestras recetas diarias, ofrecerle a nuestras papilas gustativas algo nuevo y, denotar que en el departamento podemos configurar otras formas de expresiones culinarias, que no solamente el café debe ser el centro de todo aspecto gastronómico, más bien, la invitación fue explorar otras maneras de consumo, alejarnos un poco de las cadenas de alimentos y buscar en nuestro entorno, o incluso, crearlo nosotros y nosotras.

Pensar en cultivar nuestros propios alimentos supone una serie de preguntas que varias y varios de los asistentes se hicieron en la charla: ¿Cómo empezar?  ¿Requiere mucho dinero? ¿Es necesario saber de jardinería? ¿Dónde encontrar las semillas? ¿No demoran mucho en crecer?. El cultivo quizá supone un desgaste de tiempo para algunos o algunas, o el requerimiento de un espacio grande y próspero que permita a los alimentos crecer de forma natural, sin embargo, hay otras opciones las cuales son los mercados campesinos. 

En el Quindío estos mercados se efectúan una vez al mes, particularmente el primer sábado, y aquí se pueden encontrar un sinfín de productos naturales que no son ultra procesados y que vienen directamente del campo, una propuesta idónea para quienes buscan dejar las cadenas de supermercados. Aunque, pese a que la idea puede presentarse adecuada para apoyar el consumo departamental y contribuir económicamente a distintos campesinos y campesinas, lo cierto es que hay productos que pueden ser costosos para el alcance de algunas y algunos, lo cual imposibilita que puedan hacer una compra directa porque la cantidad y el precio son desproporcionales el uno con el otro. 

Hay alternativas, maneras nuevas de producir y consumir, y este conversatorio abrió una nueva perspectiva gastronómica. Conservar la ancestralidad en el territorio, crear recetas con frutas, vegetales o ingredientes que ya tengamos pero con otro resultado al que acostumbramos. Cocinar es una experiencia que puede contribuir a la soberanía alimentaria, a dejar de patrocinar a los grandes monopolios, cocinar, degustar, conocer, probar, preservar la comida ancestral, es un acto político. Y esto, no es solo una labor de mujeres que se las ingenian para ver qué van a preparar, sino que es un asunto de todos y todas para contribuir a la soberanía alimentaria y evitar aquello que La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nos advirtió este año sobre la hambruna que se avecina para el 2030.

Por ahora, la invitación es escuchar, preparar, probar, degustar y preservar. 

Texto

Laura García / Community Manager

Fotos

Santiago Meza / Colaborador de la revista El Rollo

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